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Television, niños, telebasura, censura
Eduardo Haro Tecglen, desde "El País" hace una interesante reflexión sobre los niños y la televisión. El escritor afirma que le indigna el término "telebasura" porque es un preludio a la censura. Asimismo sostiene que a los niños no hay que esconderles nada, que es mejor que se enteren de todo, que hay que prepararles para la vida. Una interesante aportación al debate abierto por el Defensor del Pueblo, Daniel Múgica, y por el propio Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Dice Eduardo Haro Tecglen en su columna:
Vuelvo al niño: el Defensor del Pueblo, Múgica, habla contra la televisión que puede alcanzar al niño, por su horario, con "programas zafios" y "telebasura". La palabra telebasura me indigna: cada uno la dice con un sentido distinto y con arreglo a sus prejuicios, sus políticas o sus creencias. Es un preludio a la censura. Espero que el consejo que preside Lledó, que en enero hará público su informe de cuestiones éticas, no se pronuncie hacia nada que pueda inclinar a una censura. Creo que a Emilio Lledó y a mí nos pueden gustar los mismos programas, y rechazamos (para nosotros) los mismos -no me pasa con todos sus consejeros-, y estoy seguro de que el sentido de la libertad es el mismo: una busca de máximos. No creo que a un niño haya que privarle de enterarse de lo que pasa: hay que prepararle para la vida, enseñarle lo que es, y si unos asesinos cortan cabezas, otros se suicidan para matar. Está bien que los niños vean a los niños en camillas, en hospitales, enterrados: lo que está seriamente mal es que pase eso con los niños y con los mayores. Los cotilleos: les deberán parecer ridículos, y si no, allá ellos. Pero no sé en razón de qué se les lleva en grupo a ver El médico de su honra de Calderón y se les ocultan otras violencias. "En italiano y con música gana mucho la moral", se decía en el XIX refiriéndose a la ópera: se podía ver La Traviata, pero se censuraban los textos españoles con historias parecidas.
En cuanto al sexo, hace tantos años que se sabe que el niño es sexual que ya se ha olvidado. El pobre Freud lo explicó; léase su trabajo sobre Leonardo da Vinci. Digo pobre porque le maltrataron, y en España entró tarde y mal porque los católicos dominantes no le dejaron. No creo que las escenas de sexo puedan intranquilizar a una persona destinada a él, por las leyes de la procreación -y él, sabiamente, se zafa de procrear en cuanto puede- y por su instinto. Lo peor del sexo en la tele, para los vírgenes, es que se idealiza con luces, cámaras, maquillajes, dobles, sonidos y música de fondo, y luego parece que lo de uno o una no es nada. ¡Y es mejor!
(Son reflexiones de quien se educó con la frase: "Que el niño no se entere": adulterios, muertes, hijos naturales, asesinatos. Pero a la puerta del instituto vendían "novelas verdes", y los pistoleros estaban en las esquinas. Menos mal que me enteré de todo).
EDUARDO HARO TECGLEN (El País)
27 septiembre 2004, Censura y Libertad | Debates | Seleccion | Telebasura | Televisión | Inicio
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Eduardo Haro Tecglen ha demostrado, una vez más, tener un criterio estricto, pero al mismo tiempo abierto. Sus gustos son unos, pero no pretende compartirlos con los de los demás, dejando la libertad de cada persona, de cada familia, incluso de cada niño, para optar por la televisión que más les plazca. No tiene miedo a la realidad, porque lo contrario es la hipocresía. Sabe Haro Tecglen, como sabemos muchos, que no es posible poner puertas al campo.
Enviado por: Pedro López | 27 septiembre 2004
Hay que proteger a los niños frente a posibles abusos de determinados programas de televisión. Hay que velar para que se cumpla la Ley del Menor. Pero, efectivamente, algunos quieren aprovechar esta necesaria protección a los menores para controlar también a los mayores. Lo intentó José María Aznar hace un par de años con su cruzada "anti-telebasura", a la que inocentemente se sumaron algunos cruzados teóricamente progresistas. Para Aznar, la "telebasura" que en realidad quería combatir eran los informativos que criticaban el desastre del Prestige o la guerra de Irak, eran programas como Caiga Quien Caiga, El Guiñol o Crónicas Marcianas que ironizaban sobre su persona y sobre su Gobierno. Haro Tecglen, por fortuna, no ha caido en la fácil tentación de querer censurar aquello que a él no le gusta. Es un tipo inteligente, sin duda. Y partidario de la libertad. Ojalá cunda el ejemplo.
Enviado por: Ana Lisis | 27 septiembre 2004
Me considero liberal y, por tanto, dispuesto a defender hasta la muerte la libertad de expresarse a los que piensan lo contrario de lo que yo pienso, a los que les gustan cosas distintas de las que a mí me gustan. Para un auténtico liberal, la palabra "censura" no está en nuestro diccionario. Un liberal que quiere censurar, controlar o limitar las libertades no es un auténtico liberal. Hay que regular lo imprescindible, para que los derechos de las minorías más vulnerables (niños, ancianos, incapacitados...) sean respetados. Pero entre personas adultas y concientes, la libertad es lo primero. También en televisión.
Enviado por: Liberal | 27 septiembre 2004
Es cierto que todo lo relacionado con la basura admite matices: para usted y para mí, un paquete de pan Bimbo caducado es basura; en cualquier aldea de Ruanda, en cambio, sería un motivo para organizar una fiesta, con danzas rituales incluidas. Hay programas de televisión anodinos, cutres, ramplones, esencialmente idiotas, chabacanos y casposos, y a veces todo eso junto, pero tal vez sería injusto calificarlos como telebasura: son lo que son; es decir, tonterías inocentes, al menos en la medida en que la promoción de la tontería merece la presunción de inocencia. Ahora bien, hay otros programas que fomentan la mezquindad, la injuria, la matonería, la delación, la calumnia, la difamación regocijada, la suposición malévola, la falacia orgullosa de sí misma, la maledicencia impune. No pretendo hacer una apreciación moral: es sólo la descripción de un síntoma sociológico. Y ya veremos.
Enviado por: Felipe Benítez Reyes | 28 septiembre 2004
Claro que la censura es lo peor y nada ni nadie puede coaccionar a alguien a que se exprese con libertad sobre lo que quiera. Pero yo creo que hay que tener cuidado con poner determinados programas a determinadas horas. Supongo que a ningún padre del mundo le gustaría entrar en el salón de su casa y ver a sus dos hijos, de cinco y siete años, viendo una película porno por la tarde, a las cinco y media. El maestro Haro lleva razón al criticar todo tipo de censura, cosa que comparto, pero hay ciertas cosas que deben emitirse -y es mi modesta opinión- a unas horas determinadas. Ya sabemos que nada hay más duro que un telediario con imágenes de guerras, malos tratos, crímenes y demás, pero yo creo que a los críos hay que tenerlos alejados de determinadas bazofias que sólo pueden hacerles mal y confundirles de una manera bestial. Libertad, siempre, pero también hay que guardar la integridad de los menores, que tienen las mentes abiertas a todo y se les puede hacer mucho daño. Antes dije una peli porno, como puedo decir dibujos manga con sangre y sexo grutuito, el Aqui hay tomate con Nuria Bermúdez hablando de cuántos se ha tirado este fin de semana o a un transexual explicando a las cuatro de la tarde como se quitó el mondongo (que me parece muy bien que se lo quite) para hacerse una tiarrona de 2 metros de alto. Saludos.
Enviado por: guille white | 28 septiembre 2004
Yo solamente pido una programación infantil de calidad. Si quieren seguir emitiendo programas basura, que lo hagan, pero que nos den opción de elegir. Los padres debemos educar también viendo la tele con nuestros hijos y ofreciéndoles productos de calidad, no aparcándoles delante del aparato durante horas, y esperar que sea la TV quien los eduque, con el Tomate, A tu lado, etc. Incluso con Crónicas; no recuerdo la cantidad pero eran varios miles los menores que estaban viendo la televisión a esa deshora.
Enviado por: tombart | 28 septiembre 2004
Hoy día pueden verse cinco o seis canales temáticos infantiles dentro del paquete básico de Digital+, además de varios canales especializados en cultura, informativos, cine, documentales, historia, deportes... Quien quiera ver su programa ideal a la hora que a él le viene bien, que no lo busque en una cadena generalista, que pague un poquito como lo hace con los periódicos, los libros, el cine, el teatro o el fútbol. Y conste que no tengo nada que ver con Digital+, pero a caballo regalado, no le mires el dentado.
Enviado por: Ana Lisis | 30 septiembre 2004
No estoy de acuerdo com Analisis. El españolito medio ya paga hasta 4 canales de televisión, TVE 1, La 2, y las autonómias, que en algunos lugares tienen dos canales. Por eso yo exijo un mínimo de calidad, porque PAGO.
Enviado por: tombart | 30 septiembre 2004
Ésta es probablemente la mejor columna que le leo al susodicho en mucho tiempo. Me ha traído a la memoria el comienzo de _Demian_, de Herman Hesse, sobre los dos mundos: el de celofán en que los adultos puritanos quieren hacer vivir a los niños y el de verdad, con sus crímenes y pasiones desatadas, que se cuela inevitablemente por las rendijas menos vigiladas. Hay un divertido libro de Claude Gaignebet, "El folklore obsceno de los niños" www.altafulla.com/fons_cas/antropologia/folk_obs_ni.htm que debería abrir los ojos de muchos educadores disneylándicos sobre lo que los niños saben sobre la vida y sus orígenes. Claro, que si ya no se lee ni a Freud...
Enviado por: Al59 (PD) | 1 octubre 2004
Esta es la síntesis del libro "El folklore obsceno de los niños", que comenta Al59 (PD): "En el interior de su propia sociedad, muchos niños utilizan ciertos textos, palabras o gestos que pueden reunirse bajo el calificativo de «obscenos». Al parecer, los niños nunca han tenido que esperar a que los educadores les explicaran la realidad de las cosas. Generación tras generación, siglo tras siglo, en el seno de la microsociedad infantil se transmiten conocimientos sexuales en forma de cuentos, adivinanzas, juegos o canciones. Estos conocimientos son objeto de la reprobación de los mayores y se transmiten deformados, cargados de imágenes, símbolos, mitos y fantasmas. En su grupo de edad o entre los adultos, el niño va adquiriendo progresivamente este folklore sexual y escatológico que forma parte de la formación de su personalidad".
Enviado por: Referencia | 1 octubre 2004
La figura pública del intelectual es ya un despojo arqueológico del siglo XX, como la máquina de escribir y la úlcera de estómago. Los intelectuales, por definición, siempre han tendido a simplificar en nombre de una ideología, cuando no de un partido. Esta idea le conduce a Valentí Puig a creer que el intelectual está en trance de desaparición: "Lo que por desgracia está apareciendo son los telepredicadores -advierte-, que simplifican y modulan el pensamiento de las nuevas masas, que a través del zapping conectan con el telepredicador. Estos seres suelen asomar por el cubo de basura de la telebasura. Y a veces no se sabe si son marcianos o terrestres", asegura Valentí Puig en el diario ABC.
Enviado por: Referencia | 2 octubre 2004
Me preocupa lo que se hace en nombre de las "libertades y la democracia", me preocupa que se escuden en los menores para atacar un problema. Creo que la televisión privada debe de estar totalmente fuera del control del gobierno, peor tambien creo que debemos exigir una mayor calidad en los programas de la televisión que pagamos entre todos. El problema, claro está, es quién define lo que tiene calidad y lo que no. Ahora, una cosa tengo clara, algo tiene que cambiar, porque los de TVE es inaceptable (y realmente creo que algo esta cambiando...)
Enviado por: david | 27 octubre 2004
No entiendo como se puede hablar con semejante seguridad sobre lo moralmente correcto. A veces leo expresiones propias de gente que se cree poseedora de la verdad. No voy a dar mi opinión sobre tomates, cronicas ni diarios de patricia, son programas que no me interesan. Pero no nos escudemos en la educación de los niños para CENSURAR aquello que nos irrita por razones que cada uno debería ser capaz de buscar. Tal vez el problema sea de esa gente que, o bien no es capaz de educar a sus hijos, o se siente frustrada por motivos personales. Al fin y al cabo e mucho mejor culpar a la televisión de nuestros problemas que encontrar las razones en nosotros mismos.
Enviado por: luis | 28 octubre 2004
Personalmente no creo que el sexo, la guerra, la enfermedad o la muerte sean telebasura, más bien creo que es la realidad y, por eso, considero que a los niños no se les debe esconder. Pero, este tipo de televisión "rosa" que cada vez abunda más, si creo que es realmente triste, y no me gusta que mis hijos crezcan viendo como unos "adultos?", su supone "inteligentes?", van difamando a personas, la mayoría de las veces, contando mentiras, a veces muy peligrosas, solo para obtener dinero, y sin preocuparles en absoluto si se están cargando la vida o la felicidad o la profesión de la persona de la que hablan. Para mi, estos hechos si que son preocupantes, porque me dan a conocer valores negativos, y dejan entrever una sociedad vengativa, mala, insolidaria... y lo que sé con toda seguridad que estos valores no los quiero para mis hijos, ni por casualidad. Ojalá este Gobierno haga algo ya contra todo esto.
Enviado por: rosa | 29 octubre 2004
Algunos programas de las cadenas locales son mucho más terribles que los más criticados de las cadenas comerciales. Y de quién son los canales locales? Localia pertenece a PRISA, creo. Y el grupo Vocento tiene otra red similar. Y hay otras muchas. Emiten programas de cotilleo, de sexo, películas eróticas, espacios esotéricos... y, efectivamente, timos telefónicos varios. Pero, claro de eso no se habla...
Enviado por: Esocreo | 1 noviembre 2004
Esto es el inicio de un proceso de contol a la TV. Pero tras el control viene la censura. Y tras la TV vienen los otros medios: radio, prensa, cine... Siempre hay gente dispuesta a actuar de esta forma, lo raro es que sea el Gobierno de Zapatero quien se meta en estos berencenales, recogiendo las tradicionales reivindicaciones de los sectores más reaccionarios, capitaneados por asociaciones de telespectadores que se reunen en recintos eclesiales o de grupos políticos derechistas. Yo espero que una vez pasada la tempestad regularadora llegue la calma de la libertad de expresión, siempre respetando las actuales leyes democráticas. Los Consejos Audiovisuales sólo pueden servir para dar empleo a más funcionarios con ansias regularadoras. Menos asesores y más eficacia!
Enviado por: Joaquin T. B. | 1 noviembre 2004
Eduardo Haro podría, a renglón seguido, ofrecer una buena receta para solucionar los problemas que tiene la televisión y que causa la televisión como elemento educador en nuestra sociedad. Criticar todo es bueno. Criticar y ofrecer alternativas es mejor.
Enviado por: ies german | 2 noviembre 2004
Estoy de acuerdo con la primera idea, a los niños hay que prepararles para la vida, no hay que ocultarlos nada. Bueno, determinadas cosas si, porque que un niño vea como hacen cosas inadecuadas en la cama unos señores del famoso Gran Hermano... No lo veo nada bien. Pero bueno, para gustos se hicieron los colores!
Enviado por: galdos | 2 noviembre 2004
MANIFIESTO CONTRA LA TELEBASURA 1. El termino "telebasura" viene dando nombre, desde la pasada década, a una forma de hacer televisión caracterizada por explotar el morbo, el sensacionalismo y el escandalo como palancas de atracción de la audiencia. La telebasura se define por los asuntos que aborda, por los personajes que exhibe y coloca en primer plano, y, sobre todo, por el enfoque distorsionado al que recurre para tratar dichos asuntos y personajes. 2. Los promotores de la telebasura, en su búsqueda de un "mínimo común denominador" capaz de concitar grandes masas de espectadores ante la pantalla, utilizan cualquier tema de interés humano, cualquier acontecimiento político o social como mera excusa para desplegar lo que consideran elementos básicos de atracción de la audiencia: sexo, violencia, sensiblería, humor grueso, superstición, en muchos casos de forma sucesiva y recurrente dentro del mismo programa. Bajo una apariencia hipócrita de preocupación y denuncia, los programas de telebasura se regodean con el sufrimiento; con la muestra mas sórdida de la condición humana; con la exhibición gratuita de sentimientos y comportamientos íntimos. Desencadenan una dinámica en la que el circense "mas difícil todavía" anuncia una espiral sin fin para sorprender al espectador. 3. La telebasura, cuenta, también, con una serie de ingredientes básicos que la convierten en un factor de aculturización y desinformación, así como en un obstáculo para el desarrollo de una opinión publica libre y fundamentada: - El reduccionismo, con explicaciones simplistas de los asuntos mas complejos, fácilmente comprensibles, pero parciales o interesadas. Una variante de este reduccionismo es el gusto por las teorías conspiratorias de no se sabe qué poderes ocultos, que en muchos casos sirven de coartada a determinados personajes y grupos de presión en su labor de intoxicación. - La demagogia, que suele presentar todas las opiniones como equivalentes por si mismas, independientemente de los conocimientos sobre los que se sustentan o de sus fundamentos éticos. A ello contribuye la realización de supuestos debates y encuestas, que no son sino simulacros de los verdaderos debates y encuestas, y que lejos de arrojar luz sobre los problemas contribuyen a consolidar la idea del "todo vale". También la demagogia cuenta con una variante: el despliegue de mensajes esotéricos, milagreros y paranormales, presentados de forma acrítica y en el mismo plano de realidad que los argumentos cientificos. - El desprecio por derechos fundamentales como el honor, la intimidad, el respeto, la veracidad o la presunción de inocencia, cuya conculcación no puede defenderse en ningún caso apelando a la libertad de expresión. Este desprecio desemboca en la realización de "juicios paralelos"; en el abuso del amarillismo y el escándalo: en la presentación de testimonios supuestamente verdaderos pero que en realidad provienen de "invitados profesionales". Y, por supuesto, en el apoteosis de una televisión de la trivialidad, basada en el protagonismo de los personajes del mundo rosa y gualda, cuyas nimiedades y conflictos sentimentales, tratados desde el mas descarado amarillismo, son otro de los ingredientes de esta infecta salsa. El problema es todavía mas sangrante cuando este tipo de contenidos se difunden a través de las televisiones publicas, cuya obligación moral y legal es suministrar productos, ética y culturalmente, solventes. 4. La telebasura no ha inventado nada: el halago fácil al espectador, el gusto por el sensacionalismo, vienen de muy antiguo. Pero en la actualidad, la enorme influencia social de los medios de comunicación de masas agranda de forma exponencial los efectos negativos de este tipo de mensajes. -La telebasura se encuentra hoy en un momento ascendente de su ciclo vital. Es como un cáncer, cuya metástasis tiende a invadirlo todo, o quizás como un virus informático que, contamina lo que toca y acaba por impedir el mantenimiento o la aparición en las parrillas de otros modelos de información mas respetuosos con la verdad y con el interés social. 5. Ha llegado el momento de que todos los agentes implicados en la actividad televisiva tomen conciencia de su responsabilidad ante la telebasura, que por supuesto varia en importancia según la capacidad de cada uno de condicionar las reglas del mercado. Responsabilidad, por tanto de los Poderes Públicos, de las cadenas, de los anunciantes. Responsabilidad de los programadores y de los profesionales. Y responsabilidad, también, del ciudadano, que aun sin dejarse engañar por la falacia del "espectador soberano" que por su mero dominio del mando tiene la capacidad de modelar la oferta, debe saber que su decisión de ver un programa no esta exenta de consecuencias, ni para su propia dignidad ni para el propio mercado televisivo. En la televisión nos enfrentamos con un fenómeno social complejo articulado en grandes compañías de cuya objetividad es licito discrepar. Detrás de los medios de comunicación existen intereses, poderes y modelos sociales e ideológicos. por tanto, cuestionar su objetividad y preguntarse el porque de determinadas insistencias en un tema mientras se ignoran otros, es una forma de empezar a comprender críticamente los mensajes televisivos. 6. Por todo lo anterior, los abajo firmantes queremos manifestar nuestro rechazo y preocupación ante la telebasura y exigimos, como garantía de control social en una sociedad democrática, tanto la elaboración de un código ético de regulación de los contenidos televisivos como la constitución de un Consejo Superior de los Medios Audiovisuales, en los términos en los que fue aprobado por la mayoría de los grupos parlamentarios en la anterior legislatura.
Enviado por: claudio y bullon | 2 noviembre 2004
Bueno, los que tanto suplicábais que se controlaran los contenidos de televisión en horario infantil, ya están aquí los honorables censores dispuestos a salvar a la humanidad. De momento han suprimido la emisión de la excelente película "La buena estrella" de Ricardo Franco, y ya han surgido las protestas por no haber suprimido también "El exorcista" de TVE. Y sólo estamos empezando... Si alguien se creía que esta guerra anti-"telebasura" era para evitar cuatro chismorreos estaba muy equivocados. Los moralistas y los retrógradas pican más alto a la hora de censurar, sobretodo si les dejamos!
Enviado por: :-% | 2 noviembre 2004
viva la tele basura y el leti rap!!
Enviado por: | 2 noviembre 2004
Creo que la television es un aparato que no deja de estar en cualquier hogar (Pobres, ricos, malos, buenos, familias decentes o no). Este aparato esta lleno de programas que llegan a personas que si no tienen una fuerte opinion o formacion mental (chicos o adolesentes) pueden llegar a hacerles cambiar de opinion de ciertos temas (siendo estas correctas o no) u ocasionar algun tipo de problemas en su formacion educacional.
Enviado por: guille | 4 noviembre 2004
A mí me parece que los niños necesitan saber de todo. Ellos tienen que ser preparados para la vida, pero es necesario cautela, pues sin la presencia de los padres, los niños pueden cometer muchos errores así como ven algumas veces en la tele. Entonces es necesaria la presencia de los adultos para explicarles lo que es bueno y lo que es malo.
Enviado por: | 4 noviembre 2004
Es todo un negocio pero cuando se juega con la infancia el todo vale no es justificación. Los niños necesitan y tienen derecho a una programación propia y de calidad. La autoregulación no es solución, hace falta la creación de un Consejo Audiovisual nacional YA! El medio televisivo hoy, es una basura pero aún más dañino es el efecto que provoca en el que lo consume, más aún si es un menor
Enviado por: rosario | 5 noviembre 2004
El horario infantil es de 7 de la mañana hasta las 10 de la noche? Esto es la dictadura infantil contra los adultos! 15 horas de televisión para los niños, y dos o tres horas para los mayores. Es que los niños no van a la escuela? Es que no tienen padres? O será que se busca la complicidad de los niños para censurar y putear a los mayores?
Enviado por: Miel | 6 noviembre 2004
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