La farsa de las asociaciones de telespectadores
“Crónicas Marcianas” desenmascaró mediante una entrevista con cámara oculta el funcionamiento de las asociaciones de telespectadores y su representatividad. El programa de Javier Sardá ofreció un reportaje de investigación dedicado a dichas asociaciones de telespectadores, que fue comentado por Pilar Rahola, Salvador Sostres, Boris Izaguirre, Ramoncín, y Gemma Pascual.
Según ha explicado un portavoz oficial de Telecinco, un equipo de investigación externo se lo ofreció a la cadena, que decidió estrenarlo en “Crónicas Marcianas”, pero la cadena está dispuesta a seguir abordando el escándalo de las asociaciones de telespectadores en otros programas.
A través de varias entrevistas realizadas con cámara oculta a los presidentes de cuatro de estas asociaciones de telespectadores –Foro del Espectador, FIATYR, ATR y Asociación Plaza del Castillo-, el documento mostró por primera vez la trastienda de estos organismos, su número real de afiliados, sus irregulares mecanismos de financiación y la reaccionaria ideología que representan, consideradas por el equipo de Sardá -no con pocos motivos, como veremos a continuación-, como “poco representativas de la sociedad, ultraconservadoras, homófobas y nostálgicas del franquismo”.
El reportaje demostró la falta de credibilidad de las asociaciones de telespectadores, los organismos que más presión ejercen en la cruzada “anti-telebasura” y cuyas opiniones son tenidas en cuenta por el Gobierno para el debate sobre la calidad televisiva y la elaboración del código de regulación de contenidos.
Ideología “homófoba” y “ultraconservadora”
Los Presidentes de las cuatro asociaciones de telespectadores coincidían en su rechazo a la creciente presencia de homosexuales en los programas de televisión, “cuando todo el mundo sabe que eso tiene cura; yo conozco un médico, el Dr. Aquilino, que si eres homosexual, te lo cura como una cojera”, decía Ascensión López, la presidenta del Foro del Espectador. Boris Izaguirre comentó bromeando que él “tenía dos patologías, porque además de ser gay, le gustaban los hombres cojos”. “Entonces, debes ir al Dr. Aquilino para que comiencen a gustarte las mujeres cojas”, añadía un irónico Sardá.
A otro de los entrevistados, el presidente de la Asociación de Telespectadores y Radioyentes (ATR), Vicente Sánchez de León, también le desagradaba que la televisión diera cobertura a “estos hombres, si es que se les puede considerar hombres”, decía, al tiempo que trataba de poner como ejemplo algún programa, pero al no venirle ninguno a la cabeza, terminó reconociendo al reportero: “Yo es que no veo mucha televisión, la verdad, pero eso no lo pongas, ¿eh?”.
Por último, Maribel Martínez Eder se refirió a los homosexuales como “invertidos”. A los Presidentes de estas asociaciones les molestaba también la imagen de la familia española que proyectan las series de televisión españolas. “¿Pero por qué no pueden sacar familias normales?”, se preguntaba Ascensión López. “Nooooo, tienen que irse a lo raro, la mujer divorciada con el hombre viudo, hermanastros que se besan...”, refiriéndose a “Los Serrano”, "o como en ANHQV, con un matrimonio gay..."
¿A quién representan estas asociaciones?
Una de los preguntas más complicadas a las que trataba de responder el reportaje es el número real de espectadores a los que representan estas asociaciones. Mientras Ascensión López asegura que su asociación, el Foro del Espectador, tiene 8 millones de afiliados, el reportaje descubrió que la realidad es bien distinta, ya que el número total de socios que tienen registrados estos organismos en España no supera los 10.000.
En el caso de la Federación Ibérica de Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes (FIATYR), el número de afiliados portugueses es muy superior al de españoles, por lo que se daba el curioso hecho de que los espectadores del país eran mayoría para opinar sobre nuestra televisión cuando, en realidad, la única cadena española que pueden ver es el canal internacional de TVE.
¿Cómo se financian estas asociaciones?
Otra de las cuestiones más espinosas que trató el reportaje es el modo de financiación de estas asociaciones y la facilidad con la que pueden obtener subvenciones oficiales mediante la organización de jornadas y conferencias. El presidente de la FIATYR, Miguel Ángel Siloé, contó que Ascensión López había tenido que dejar su cargo como presidenta de la FIATYR después de que se descubrieran graves irregularidades en la contabilidad. “Había un montón de pagos a ponentes sin justificar”, decía Siloé. Tras su salida de la FIATYR, Ascensión López creó el Foro del Espectador, una asociación de carácter familiar, según demostró el reportaje, puesto que su marido lleva la contabilidad y sus dos hijas están al frente del gabinete de prensa.
En otro momento del reportaje, los reporteros crearon ellos mismos, con cuatro únicos socios, una falsa agrupación de estas características, lo cual ya les permitió optar directamente a una subvención estatal, a fin de demostrar la facilidad y rapidez con la que cualquiera puede crear en España una asociación de espectadores, de la noche a la mañana, financiadas por los contribuyentes.
Por otra parte, la presidenta de la Asociación Plaza del Castillo, Maribel Martínez Eder, se refirió a la campaña que viene promoviendo desde hace años este organismo, “Un día 10 sin ver la televisión”, que pide cada 10 de mayo a los españoles que apaguen su televisor. Martínez Eder aseguraba a los reporteros que la campaña había sido todo un éxito, ya que le constaba que había “al menos dos millones de espectadores que no veían la TV ese día”, pero los datos de Sofres, según mostró el reportaje, decían todo lo contrario. No sólo no había bajado el consumo televisivo el 10 de mayo de 2004, sino que había aumentado, tanto en relación al mismo día de la semana anterior como al mismo día de 2003.
La reacción de Ascensión López tras el reportaje Vertele se ha puesto en contacto con Ascensión López para conocer su reacción tras la emisión del reportaje. La presidenta del Foro del Espectador ha asegurado no haber visto el programa todavía “pero, según lo que me han contado, me da un poco de risa lo que quieren dar a entender, me parece de Gila”. Según López: “Lo que está claro es que si me han grabado con cámara oculta, esto es sumamente grave, un delito, algo punible y de juzgado. Además, hay una evidente mala fe en la actuación porque me dijeron que venían sólo a hacerme una entrevista, como las que nos hacen habitualmente”.
“De todas formas, esperábamos algo así porque la presión que ejercemos las asociaciones de espectadores cada vez es más grande. Llevamos más de quince años en esto y cada vez somos más los que queremos una televisión de calidad. Somos más de 18 asociaciones repartidas por España y lo único que exigimos es que se nos respete. Nuestros tres pilares son el sentido común, la libertad y la información”.
A la pregunta de cuánta gente representa, López declinó dar una cifra argumentando que no lo sabía exactamente. “No quiero dar un número equivocado, pero lo consultaré”. Sobre las supuestas irregularidades económicas que denuncia el reportaje, López asegura que “no hay ninguna porque vivimos del voluntariado, las cuotas de las asociaciones y de los patrocinadores, como El Corte Inglés y leche Pascual, entre otros. No recibimos subvenciones públicas y si las hemos tenido alguna vez ha sido de forma puntual del Ministerio de Asuntos Sociales por algún acto que hemos organizado. Yo no cobro un duro por esto y todo lo que recibimos es de forma voluntaria… ¿Ves que estoy desmontando todo lo que dicen?”.
Sobre el supuesto trato de favor a familiares dentro de la asociación, López dijo que “no somos familia para nada. Mi marido no tiene nada ver con esto, él trabaja en otra cosa y bastante tiene con aguantarme. En cuanto a mis hijos, ellos me han ayudado alguna vez en esta labor pero de forma voluntaria”.
Sobre su opinión acerca de la homosexualidad, López manifestó que “no es una opinión personal porque yo me informo. El psiquiatra Aquilino Polaino te explica en un vídeo muy bonito que la homosexualidad es curable. Yo no soy homófoba pero está claro que lo natural es un hombre y una mujer”.
Según López “la homosexualidad provoca un desequilibrio, problemas afectivos y desajustes y el doctor Polaino puede ayudarles, siempre que ellos quieran, ayudarles a reestructurarse por dentro y que sean más felices. De todas formas, es una gente a la que tengo mucho respeto, ya que tengo amigos que lo son”. López concluyó diciendo que “para nada somos ultraconservadores. Representamos a la asociación de amas de casa y no todas son iguales”.
Publicado en Vertele - 23/12/2004
27 diciembre 2004, Censura y Libertad | Comunicación | Telebasura | Televisión | Opiniones (95) | Inicio
¿Qué programas ven los niños?
Las televisiones privadas en abierto de este pais siguen con su réplica al Gobierno, medios de comunicación y organismos oficiales y la cruzada de estos contra la telebasura. Telecinco y Antena 3 se han unido en un gesto nada habitual para dar su versión del polémico debate sobre la telebasura. Para ello, difunden los resultados de un estudio realizado por TNS Sofres, que reproducimos a continuación.
En el horario protegido -de 6:00 a 22:00 horas- de lunes a viernes, dos de cada tres niños ven la televisión acompañados, lo que supone un 63,9% de la frente al 36,1% que la ven solos. Si los pequeños tienen capacidad de elección, optan por las cadenas que cuentan con programación infantil. Estas son dos de las principales conclusiones que pueden extraerse del Informe sobre Niños y Televisión que han realizado de manera conjunta Antena 3 TV y Telecinco, bajo la auditoría de Sofres.
El informe recoge un exhaustivo análisis de las audiencias del último mes de octubre, en el periodo del 1 al 20 (a excepción del día 12, festivo) y, entre las ideas clave, destaca el hecho de que -a excepción de las franjas matinales- el consumo de televisión está dominado por adultos, sobre todo de edades comprendidas entre los 35 y 54 años y 65 años y más.
Los programas con contenido del corazón, entre los menos vistos por la audiencia infantil.
Otro de los datos a destacar por este estudio es el que arroja el ranking de los espacios más vistos por la audiencia infantil: los programas con contenidos para adultos, con preeminencia de asuntos de crónica social o corazón, se encuentran situados del puesto 98 en adelante. De este modo, “Aquí hay tomate” ocupa el puesto 99, el resumen diario de “Gran Hermano” el 113, “A tu lado” el 160, “A la carta” el 154 o “El diario de Patricia” el 116.
Por otra parte, destaca el hecho de que los niños ven este tipo de programas si están en compañía de adultos. Además, el consumo de Telecinco, Antena 3 TV y TVE 1 aumenta si el niño se encuentra acompañado. Los niños que ven la televisión junto a personas muy mayores siguen las telenovelas de TVE 1.
Además, La 2, las autonómicas y el denominado Resto (plataforma digital, canales locales...) -cadenas que cuentan con una mayor oferta de contenidos infantiles de lunes a viernes- incrementan sus audiencias cuando los niños se enfrentan en solitario al mando a distancia.
Tal y como indica el estudio, los programas vespertinos tanto de Telecinco como de Antena 3 TV cuentan con escasa audiencia infantil y, lo que es más importante, el 60% de los niños que ven estos programas lo hacen en compañía de adultos.
Algunos ejemplos: más niños ven “Aquí hay tomate” y “El diario de Patricia” si están acompañados
Por ejemplo, el espacio de Telecinco “Aquí hay tomate” cuenta en octubre con un 10,7% de share en el segmento de público infantil, dato que se incrementa hasta el 18% si los niños se encuentran en compañía y hasta un 19,5% si se computa la audiencia de éstos en presencia de sus padres*.
Tomando como referencia el talk show de Antena 3 TV “El diario de Patricia” y aunque queda demostrado que la audiencia infantil de este espacio en el mes de análisis (1-20 de octubre) es minoritaria, se refleja que los datos de espectadores infantiles se ven incrementados en la medida en la que los niños se encuentran en compañía de adultos, pasando de un 10,9% de share (solos) al 14,5% (acompañados).
El prime time, fuera del horario protegido a menores, el de mayor consumo de televisión por parte de los niños
La franja horaria del prime time, ya fuera del horario protegido, resulta ser la que mayor número de niños concentra a lo largo de la semana. De lunes a viernes, el pico de mayor audiencia infantil se produce a las 22:08 horas, con una media de 929.000 espectadores. En este horario se da por supuesto que los pequeños se encuentran en compañía de sus padres, que aceptan pues que los niños vean los contenidos televisivos independientemente de que se haya superado el horario de espacios expresamente “tolerados” para la audiencia infantil.
Se trata de un dato muy similar al concentrado en el segundo punto de mayor consumo. Durante el fin de semana se produce a las 10:25 horas de la mañana con una audiencia media de 906.000 espectadores, momento en el que la mayoría de las cadenas ofrecen contenidos infantiles en su oferta de programación.
Histeria colectiva
Tras dar a conocer estos datos, Villanueva ha subrayado que las críticas lanzadas en los últimos meses respecto al tipo de televisión que se emite durante el horario de protección al menor y sus repercusiones negativas sobre éstos son "mucho ruido y pocas nueces". Ha remarcado que es la presencia de los padres la que determina la programación que ven los niños.
"Estamos asistiendo a una histeria colectiva, a una alarma social que no es cierta", ha indicado este directivo de Telecinco.
Ante tal clima de opinión, Villanueva se pregunta qué se puede hacer con los informativos, por ejemplo, cuando tengan que reproducir una noticia en la que existe violencia si se está dentro del horario de protección del menor. Además, ha acusado a quienes han expresado públicamente su nostalgia por programas infantiles del pasado de sufrir un "efecto monopolio", en clara alusión a cuando existía una sola cadena de televisión.
Por su parte, Francisco Díaz Ujados, director de Contenidos de Antena 3, ha lamentado que la sociedad esté empezando a pensar que el mapa audiovisual español es un "territorio sin ley" y ha recalcado que la televisión de nuestro país es una de las más competitivas de Europa y sus responsables cumplen escrupulosamente la legalidad.
Las dos cadenas privadas se han mostrado de acuerdo con que deben controlarse los contenidos televisivos para no vulnerar la protección del menor, pero han dejado claro que esto no puede hacerse de cualquier modo. "No compartimos que alguien nos diga la televisión que tenemos que hacer. Estamos en un país libre y democrático y hay libertad editorial", destacó Villanueva.
19 noviembre 2004, Actualidad | Censura y Libertad | Comunicación | Debates | Telebasura | Televisión | x - TELEBASURA Y CENSURA - x | Opiniones (73) | Inicio
El Defensor del Pedorro
El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, se ha metido en camisa de once varas, al tratar un tema como la televisión, los famosos, los programas del corazón, la telebasura, los niños, los pedorros… todo en un mismo cóctel. El que debería defender a todo el pueblo (incluídos los millones de espectadores que no están de acuerdo con sus teorías) ha roto su necesaria neutralidad para tomar partido en un tema tan polémico. Múgica explicó cómo se había interesado por este tema cuando veía la televisión con sus nietos. "Le pregunté a mi esposa quién era esa y me dijo que la ex amante del conductor de la hija de una artista famosa, de la que no voy a decir el nombre". En este sentido, se refirió a los personajes famosos que aparecen en los programas del corazón como "pedorros y pedorras".
Algunos profesionales de televisión, todos los famosos del corazón, e incluso millones de espectadores, podrían pedir la defensa del Defensor del Pueblo frente a los insultos proferidos por Enrique Mugica, precisamente el teórico Defensor del Pueblo. Después de esta toma de posición de Mugica, quizás sería necesario crear la figura del Defensor del Pedorro porque, incluso admitiendo el insulto, ¿no son iguales todos los ciudadanos ante la ley, incluidos los "pedorros"? Sin citar a nadie (Dios me libre!) creo que hay políticos que son mucho más pedorros que la ex amante del conductor de la hija de una artista famosa.
Enrique Mugica, ha dicho también que en el debate sobre la telebasura y su influencia en menores y adolescentes deberían participar constitucionalistas y las iglesias, junto a otros agentes implicados como el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, organizaciones de padres de alumnos, partidos políticos, sindicatos, educadores y pedagogos. "Los niveles que tenemos no pueden seguir así -sentenció-. Consolidar la democracia requiere de ciudadanos íntegros y, por eso vamos a tratar de no deformar las mentes juveniles". En cualquier caso, quiso circunscribir estas propuestas a la franja horaria que afecta a los menores porque fuera de ella cada ciudadano habrá de decidir "lo degradante que resulta para la perspectiva humana".
4 octubre 2004, Famosos | Política | Telebasura | Opiniones (78) | Inicio
Television, niños, telebasura, censura
Eduardo Haro Tecglen, desde "El País" hace una interesante reflexión sobre los niños y la televisión. El escritor afirma que le indigna el término "telebasura" porque es un preludio a la censura. Asimismo sostiene que a los niños no hay que esconderles nada, que es mejor que se enteren de todo, que hay que prepararles para la vida. Una interesante aportación al debate abierto por el Defensor del Pueblo, Daniel Múgica, y por el propio Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Dice Eduardo Haro Tecglen en su columna:
Vuelvo al niño: el Defensor del Pueblo, Múgica, habla contra la televisión que puede alcanzar al niño, por su horario, con "programas zafios" y "telebasura". La palabra telebasura me indigna: cada uno la dice con un sentido distinto y con arreglo a sus prejuicios, sus políticas o sus creencias. Es un preludio a la censura. Espero que el consejo que preside Lledó, que en enero hará público su informe de cuestiones éticas, no se pronuncie hacia nada que pueda inclinar a una censura. Creo que a Emilio Lledó y a mí nos pueden gustar los mismos programas, y rechazamos (para nosotros) los mismos -no me pasa con todos sus consejeros-, y estoy seguro de que el sentido de la libertad es el mismo: una busca de máximos. No creo que a un niño haya que privarle de enterarse de lo que pasa: hay que prepararle para la vida, enseñarle lo que es, y si unos asesinos cortan cabezas, otros se suicidan para matar. Está bien que los niños vean a los niños en camillas, en hospitales, enterrados: lo que está seriamente mal es que pase eso con los niños y con los mayores. Los cotilleos: les deberán parecer ridículos, y si no, allá ellos. Pero no sé en razón de qué se les lleva en grupo a ver El médico de su honra de Calderón y se les ocultan otras violencias. "En italiano y con música gana mucho la moral", se decía en el XIX refiriéndose a la ópera: se podía ver La Traviata, pero se censuraban los textos españoles con historias parecidas.
En cuanto al sexo, hace tantos años que se sabe que el niño es sexual que ya se ha olvidado. El pobre Freud lo explicó; léase su trabajo sobre Leonardo da Vinci. Digo pobre porque le maltrataron, y en España entró tarde y mal porque los católicos dominantes no le dejaron. No creo que las escenas de sexo puedan intranquilizar a una persona destinada a él, por las leyes de la procreación -y él, sabiamente, se zafa de procrear en cuanto puede- y por su instinto. Lo peor del sexo en la tele, para los vírgenes, es que se idealiza con luces, cámaras, maquillajes, dobles, sonidos y música de fondo, y luego parece que lo de uno o una no es nada. ¡Y es mejor!
(Son reflexiones de quien se educó con la frase: "Que el niño no se entere": adulterios, muertes, hijos naturales, asesinatos. Pero a la puerta del instituto vendían "novelas verdes", y los pistoleros estaban en las esquinas. Menos mal que me enteré de todo).
EDUARDO HARO TECGLEN (El País)
27 septiembre 2004, Censura y Libertad | Debates | Seleccion | Telebasura | Televisión | Opiniones (94) | Inicio
A mí si me gusta Gran Hermano
Como el turrón, como las campañas de Tráfico, como las oscuras golondrinas, cada año por estas fechas, desde hace ya seis, vuelve Gran Hermano. Ahora toca llevarse las manos a la cabeza y rasgarse en público las vestiduras si es que uno quiere seguir llevando la vitola de culto. Un paso en falso y dejas de estar en la élite intelectual de este país o de la tertulia del bar tu barrio. Y es que Gran Hermano comparte con Crónicas Marcianas y su irreconocible Sardá el dudoso honor de ser los programas de más audiencia sin que nadie los vea. Porque salvo que lo pillen a uno en un renuncio, para estar a la última hay que tener siempre a punto el tan manido recurso de "No, es que yo esos programas nos los veo".
Pues yo sí. Yo sí que los veo. Y eso no significa que me sienta representado por los concursantes, ni que esté de acuerdo con la manera de seleccionarlos, ni con las opiniones de presentadores y habitantes, ni por supuesto me quitan el sueño las nominaciones, pero me entretiene, que no es poco. Es más, las Noticias me deprimen y Gran Hermano me distrae. Y sé que lo que pega aquí es comulgar con el programa de Sánchez Dragó, pero mire usted, a riesgo de quedarme sin columna le aseguro que esos programas son infumables y más bien parecen, salvo honrosas excepciones -léase Manuel Toharia- concursos a ver quien dice el esnobismo más recalcitrante sin que se le trabe la lengua.
A mí Gran Hermano me distrae, me entretiene, me evade de la carga de problemas que arrastramos a diario y con eso me conformo. Y si la modernidad y la intelectualidad empiezan por negarse uno a si mismo, entonces me declaro tonto confeso. Pero no menos tonto que los que llevan en la solapa el pin de un equipo de fútbol que cada domingo los hipnotiza y les quita la vida o los pseudomodernos que se creen que todo lo que cuelga en un museo es arte. Y si no, si estoy rodeado de tanta cultura, que alguien me explique entonces por qué La 2 de Televisión Española no viene casi ni en el mando de la tele. Vaya tela.
DARIO JURADO (Europa Sur - 11/09/2004)
1 septiembre 2004, Comunicación | Telebasura | Televisión | Opiniones (32) | Inicio
Se critica la TV por desconocimiento
¿Por qué se critica tanto la televisión actual? El escritor Antonio Sempere tiene la respuesta: "Por desconocimiento, la mayoría de críticos de televisión ignoran, odian y desprecian el medio, lo miran por encima del hombro. Yo, sin embargo, amo la televisión y dedico ocho horas diarias a verla. Fruto de esta pasión nace "En tiempo real: La televisión al borde de un ataque de nervios", un libro en el que analizo la situación actual de la televisión desde sus dos pilares básicos: los programas de telerrealidad y los informativos como espectáculo. La televisión va a continuar durante mucho tiempo con esta dinámica de programación en tiempo real, las cadenas han despertado el voyeur que todos llevamos dentro, han inventado un sistema de televisión en el que crean sus propios personajes y viven de ellos.
Antonio Sempere afirma que esta apuesta, en realidad, no es tan arriesgada: "Ellos están convencidos del éxito de estos programas y van a durar mucho tiempo. Está claro que hay una hegemonía de lo que algunos ignorantes llaman «telebasura», cuando lo que existen son buenos y malos espectadores. Hay más telebasura en un informativo que no informa, que en un reality", ha dichoSempere en este artículo que podemos leer en TV Blog, un weblog especializado en televisión.
Periodista y escritor especializado en cine y televisión, Antonio Sempere ha hecho de la crítica una forma de vida. Cinéfilo y teleadicto, ha presentado recientemente su último libro, "En Cuarentena", una recopilación de 105 columnas de opinión publicadas en una veintena de diarios españoles, con las que el crítico alicantino trata de diluir las fronteras entre periodismo y literatura. Sobre la situación del medio televisivo en España, Sempere opina: "Se encuentra en un tiempo de cambio y posicionamiento, en el que la televisión pública debe recuperar su apellido de "pública" y dejar de ser una "prostituta". Tiene que dejar de competir con las televisiones privadas y reconquistar su naturaleza, aún a costa de perder el liderazgo". Su pasión por la televisión llevó a Antonio Sempere a participar en 16 concursos televisivos. La televisión siempre le ha entusiasmado y ésta era una forma de tener acceso a la televisión, de verla por dentro, y terminó convirtiéndose en un medio de vida.
14 agosto 2004, Telebasura | Televisión | Opiniones (113) | Inicio
Cuál es la televisión más peligrosa?
"Telebasura orgánica" es el título de un atinado artículo que publica el weblog "Una cuestión personal" en el que se dice: "Lo peor de la tele no es lo que da, sino lo que no da. Y nadie tiene esperanza en que la televisión se convierta en aquel vehículo de cultura y educación que soñaba Rossellini, entre otras cosas porque para eso ya tenemos Internet. Ahora, aparte de unos cuantos documentales, el Canal Viajar y la ocasional película para insomnes, la programación televisiva se ha convertido en un monumental muestrario de promociones publicitarias, pésimas ficciones, entrevistas a sujetos irrelevantes y soporíferos eventos convertidos en el acontecimiento del siglo. Un conjunto poco edificante, pero consonante en trivialidad y mal gusto con la mayor parte de lo que denominamos cultura popular. Al fin y al cabo, ¿quién no se para a admirar un culo que pasa o piensa pestes de su vecino más ruidoso? ¿Quién no se ríe con los chistes verdes y queda encandilado por las películas de James Bond?
Por eso, no sorprende que el virginal y malencarado ex presidente José María Aznar salga despotricando contra la telebasura, sobre todo cuando él mismo ha protagonizado algunos de los reality shows más rastreros, soeces y tóxicos que hayamos visto en los últimos meses. A saber: el Vanity Fair de la boda de su hija, el "oh my God" de su encuentro familiar con el Papa y aquella entrevista infame que se hizo regalar por Urdaci el dócil. Porque la televisión más peligrosa es la que agrada a los poderosos. Lo otro es entretenimiento como el de toda la vida.
8 agosto 2004, Comunicación | Telebasura | Televisión | Opiniones (104) | Inicio
Dios y la telebasura
Juan Carlos Ortega, colaborador de Javier Sardá en "Crónicas Marcianas" (Telecinco) y de Gemma Nierga en "La Ventana" (Cadena SER) acaba de publicar un libro tan genial como el contenido de sus secciones en los programas mencionados. Se trata de "Buenos días, Sócrates" (Reflexiones de un filósofo sin estudios). Con grandes dosis de inteligencia y de ironía, Juan Carlos Ortega trata de 30 temas, del que aquí reproducimos uno que se titula, nada más ni nada menos, "Dios y la telebasura".
En él, Ortega desmonta el tópico anti telebasura ("La gente ve telebasura no porque le guste, sino porque se la ponen. Si pusieran otra cosa mejor, les gustaría más."), comparándolo con el mundo creado por Dios ("A los poetas no les gusta la naturaleza. Se fijan en ella y la describen siempre porque es lo que hay. Si Dios pusiera otra cosa mejor; les gustaría más."). Su conclusión es radical: "Si hubiera muchos universos compitiendo entre sí, cada uno ofreciéndonos espectáculos y leyes naturales diferentes, es bastante probable que el Cosmos en el que estamos tuviera un bajísimo índice de audiencia. Bien mirado, no sería extraño que esto sucediera. Desde hace miles de años los seres humanos se han dedicado obstinadamente a criticar la dura realidad, despedazándola siempre que han tenido ocasión de hacerlo, señalándonos sus taras, sus chapuzas y sus malos acabados. Nos gusta la naturaleza porque no podemos hacer zapping. Si hubiera varios Universos, Dios duraría tres días como programador."
Algunas personas creen que no es mala cosa ser profundo la mayor parte del tiempo, sin demasiadas interrupciones. La televisión, para ellos, es simplemente una máquina cuya finalidad es formar a los que, de alguna manera, no tienen forma. Los tópicos que lanzan son conocidos por todos. El principal, sin duda, el siguiente: "La gente ve telebasura no porque le guste, sino porque se la ponen. Si pusieran otra cosa mejor, les gustaría más."
Es un argumento repetido continuamente. Su construcción lógica es impecable, pero la apariencia de verdad que transmite obedece a algo que está fuera de su mensaje. En realidad, forma parte de la construcción de la frase y es independiente de aquello a lo que está destinado. Como veremos enseguida, puede aplicarse a todo. Para comprenderlo mejor, pensemos en Dios.
Dios creó el mundo (o, al menos, vamos a suponer que lo hizo). Creó las montañas, las nubes, los ciervos, las puestas de sol, las coliflores, el cuarzo y los orangutanes. Puso ante nuestros ojos muchas cosas distintas, haciendo lo que en términos periodísticos se conoce como un despliegue de medios sin precedentes. Y nos situó a nosotros, pobres espectadores, en medio del meollo, para contemplarlo.
El tópico anti-telebasura podría aplicarse al mundo natural
La mayoría de los poetas adoran el mundo natural. Escriben versos elogiando el color de los amaneceres, el reflejo de los rayos lunares en las caras de sus novias, la profundidad misteriosa y fría de los océanos, el brillo de las manzanas y el color rojo de la tierra de Atlanta. Cientos de miles de poetas de todo el mundo describen con admiración ese tono anaranjado que tiene el amanecer, la complejidad asombrosamente inteligente y matemática de la tela de araña, el comportamiento de los mamíferos, la ternura de los patos pequeños que siguen a sus madres. Se esfuerzan muchos de esos versos, porque para ellos no hay nada mejor, nada que pueda superar este espectáculo gigante que contemplan cada mañana cuando miran el mundo. Y pueden tener algo de razón. Después de todo, la naturaleza está llena de cosas interesantes, Pero, ¿realmente nada puede superarla?
El tópico anti-telebasura podría aplicarse ahora al mundo natural. Si lo hacemos, llegamos a la conclusión siguiente: "A los poetas no les gusta la naturaleza. Se fijan en ella y la describen siempre porque es lo que hay. Si Dios pusiera otra cosa mejor; les gustaría más."
¿Y si fuera así? ¿Y si nos gustara la naturaleza, con sus ríos fríos llenos de truchas saltarinas y sus montañas poéticamente nevadas, simplemente porque "es lo que hay"? A lo mejor, quién sabe, el mundo no es más que una creación basura. De hecho, la naturaleza tiene muchos elementos que hacen sospechar que así es: matamos para vivir, enfermamos, padecemos dolores horribles, vemos fallecer a personas con las que nos gustaría estar hablando eternamente, y al final desaparecemos sin haber disfrutado todo lo que nos habíamos propuesto. El programador del Cosmos podría ponernos algo mejor, pero siempre va a lo fácil. ¿Qué ponen hoy en el Universo? Consultemos la programación cósmica. Hacen lo de siempre: a las 7 de la tarde, una puesta de sol, luego oscuridad durante unas horas, y por la mañana la luz dorada nuevamente. Y así día tras día, machaconamente, siempre igual. Dios es bastante previsible, y su programa es repetitivo y fácil. Criticamos a los responsables de las teles porque se repiten, porque no innovan, pero Dios hace lo mismo y le adoramos.
Nos gusta la naturaleza porque no podemos hacer zapping
Pero podemos ir más allá. Amamos a nuestras esposas y a nuestros maridos porque es lo que hay, pero si nos pusieran algo mejor, les amaríamos más. Nos caen bien nuestros amigos porque no conocemos a amigos mejores. Nuestros libros preferidos, las películas de nuestra vida y las canciones que nos provocan un pinchazo en el estómago gozan del privilegio de nuestra admiración sólo porque no hemos le leído libros mejores, ni visto películas más deslumbrantes ni escuchado canciones que nos desgarren con más violencia las tripas. Nos adoramos a nosotros mismos por el mismo motivo: porque es lo que hay, es lo que somos, porque no hay alternativa, porque nos es imposible imaginar que pueda existir algo mejor que nuestra estupenda y mimada persona. El tópico anti-telebasura, como vemos, es aplicable a todo.
Dios hizo lo que hizo. Los de la tele hacen lo que hacen. Las montañas, los escarabajos, el feldespato, la mica y las legumbres están ahí. Miramos la naturaleza y nos hacemos fans de ella porque no tenemos un mando a distancia para hacer zapping en las montañas. El sentimiento de arrobamiento y estupefacción ante la belleza natural es tan válido y profundo como la aparente tonta y frívola diversión que nos invade al mirar la tele un sábado por la tarde, tumbados en el sofá de casa, cuando en la vida real no echan nada mejor.
Si hubiera varios Universos, Dios duraría tres días como programador
Nos gusta la telebasura porque es lo que hay. Si pusieran algo mejor nos gustaría más. Evidentemente. Pero también nos gusta el brillo misterioso, lejano y mágico de las estrellas que tiemblan en el cielo de verano porque es lo que hay. Si Dios nos pusiera algo mejor, nos gustaría más.
Si hubiera muchos universos compitiendo entre sí, cada uno ofreciéndonos espectáculos y leyes naturales diferentes, es bastante probable que el Cosmos en el que estamos tuviera un bajísimo índice de audiencia. Bien mirado, no sería extraño que esto sucediera. Desde hace miles de años los seres humanos se han dedicado obstinadamente a criticar la dura realidad, despedazándola siempre que han tenido ocasión de hacerlo, señalándonos sus taras, sus chapuzas y sus malos acabados. Si aplicáramos métodos comerciales implacables, Dios duraría tres días como Programador Universal.
JUAN CARLOS ORTEGA
Colaborador de "Crónicas Marcianas" (Telecinco) y "La Ventana" (Cadena SER)
Texto extraído del libro "Buenos días, Sócrates" (Aguilar, 2004)
16 julio 2004, Comunicación | Curiosidades | Seleccion | Telebasura | Televisión | Opiniones (94) | Inicio
La telebasura a debate. Documentación
Ultimamente se habla mucho de telebasura. Nadie se pone de acuerdo en su definición. No todos coinciden en los programas de televisión que merecen este calificativo. Algunos están en desacuerdo con ellos pero apelan a la libertad de expresión de los medios y a la libertad de elección de los tele espectadores. Otros opinan que la basura está en todas partes: en la tele, la prensa, la radio, la literatura, el cine, la política, la edonomía... No faltan los partidarios de la censura que sostienen que los programas de telebasura deberían estar prohibidos. Y, lógicamente, existe también un nutrido grupo de personas que se declaran aficionados a estos programas televisivos porque les divierten. La telebasura es un tema polémico, aunque no un problema para nadie, según se desprende del barómetro del CIS, donde no figura en la lista de problemas que preocupan los españoles. Aquí os ofrecemos una serie de documentos y artículos sobre la denominada "telebasura" (con sus correspondientes foros) que pueden ser de gran utilidad para este debate sobre la televisión.
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28 marzo 2004, Telebasura | Televisión | x - TELEBASURA Y CENSURA - x | Opiniones (32) | Inicio
Nos gusta la telebasura. ¿Y qué?
"Hay telebasura como hay radio basura o prensa basura, y no pasa nada. Sólo los liberales pasaremos por una vida libre, no por la copia propuesta por alguien y repetida hasta la saciedad. Sí, nos gusta la telebasura (y hablo por la mayoría, no tanto por mis gustos que a nadie interesan). ¿Y qué?. Todavía quedamos algunos a los que no nos gustan estos programas, pero nunca se nos ha pasado por la cabeza prohibirlos ni obstruirlos, ni decir lo que hay que ver o lo que no hay que ver en televisión."
Esta es la tesis que sostiene el escritor Josep María Llauradó, otra de las voces que se han alzado contra el control político en la televisión y a favor de la libertad de expresión. O sea, contra este "discurso" oficial con el que dice el autor que "están de acuerdo el Partido Popular y la coalición Llamazares-Zapatero. O sea, la gravedad es máxima. Incluso la CNT, el último bastión de la utopía, también está de acuerdo y dice en su página web que el pueblo se deja seducir por la telebasura."
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LA TELEBASURA, LA LIBERTAD DE EXPRESION Y EL LIBERALISMO
José María Aznar ha regañado a los programadores de las televisiones, públicas y privadas, porque hay demasiada telebasura, demasiado de lo que Felipe Alcaraz define como las tres C: culos, crímenes y concursos. En este tema están de acuerdo el Partido Popular y la coalición Llamazares (IU) - Zapatero (PSOE). O sea, la gravedad es máxima. Incluso la CNT, el último bastión de la utopía, también está de acuerdo y dice en su página web que el pueblo se deja seducir por la telebasura y eso debilita la lucha social. "Organízate y lucha también contra la telebasura", añaden la CNT.
Algunos ingenuos han reaccionado con proclamas tan evidentes como inútiles. 1: Las televisiones públicas son también responsables de la proliferación de estos programas. 2: Nadie se ha atrevido a cuestionar la existencia de televisiones públicas. 3: Hay tele-basura como hay radio-basura o prensa-basura, y no pasa nada. Cuatro: las televisiones deben innovar continuamente porque la audiencia se aburre. Lo más sorprendente es que José María Aznar haya necesitado siete años, como mínimo, para darse cuenta del auge de la telebasura. ¿No ve la televisión? ¿No la ven sus hijos, familiares, amigos o asesores? ¿Nadie le había hablado de Gran Hermano, de Hotel Glam, de la cinefilia neofranquista de los sábados por la tarde, de Corazón Corazón, de Matamoros y compañía? Todavía quedamos algunos indios a los que no nos gustan estos programas, pero nunca se nos ha pasado por la cabeza prohibirlos ni obstruirlos, ni decir al personal lo que deben ver en televisión.
No ha existido, y esto es más grave, ningún agravio sobre el pretendido liberalismo de nuestros gobernantes, tan silenciado últimamente. Ya sabíamos que el liberalismo -el verdadero liberalismo, no la coartada liberal para manejar las líneas de fuerza empresarial y de la sociedad entera- iba a la baja, pero resulta que el proceso es mucho más grave: el Estado nos debe decir qué televisión tenemos que mirar, con lo fácil que es apagarla si algún programa o todos no son de nuestro agrado. Y si nos dicen qué televisión nos debemos tragar, que nadie se sorprenda cuando comiencen a insinuarnos lo que tenemos que comer o qué ídolos debemos adorar. Aquí para montar una televisión tienes que pedir permiso al Estado, igual que Galileo tenía que pedirlo a la Iglesia para publicar un libro o nuestros bisabuelos a rimo de Rivera para instalar un teléfono. Es posible –sólo posible- que la televisión deje de ser un servicio público en la nueva Ley de Radio y Televisión, pero entre los proyectos y la ley hay más de un desierto, más aún si conlleva perder el control sobre los ciudadanos a base de televisión pública: prolífica, sometida al gobierno de turno, deficitaria hasta el absurdo y hortera hasta lo sublime.
Y nadie dice nada de esta intromisión impresentable en la mente y el tiempo de los ciudadanos que representa esta imposición sobre lo que tenemos que ver el resto de los humanos. Porque ya nadie aspira al liberalismo, a la libertad mental y de los demás, ni la derecha ni la izquierda ni el centro reformista ni las camarillas que comadrean desde el paleolítico. Todos ven en estas palabras (liberal, liberalismo, libertad) la misma pólvora de enfermedad y de descomposición del orden social que ya empiezan a insinuar los americanos. Si la argumentación liberal ni aparece ya en esta polémica no es porque quieran que la televisión deje de emitir ciertas cosas ni porque se hayan preocupado, de repente, por la libertad que tienen los programadores al programar o los tele espectadores al ver lo que nos pase por las narices, sino porque algunos quieren, como siempre, que la televisión emita cosas muy concretas, los programas que desde hace muchos años llenan nuestra memoria, involuntaria e inmerecidamente: propaganda, fútbol, toros, adoctrinamiento…
Sólo los liberales pasarán –pasaremos, si se me permite el farol- por una vida libre no por la copia propuesta por alguien y repetida hasta la saciedad. Sí, nos gusta la telebasura (y hablo por la mayoría, no tanto por mis gustos concretos que a nadie interesan). ¿Y qué?
JOSEP M. LLAURADÓ (Escritor y periodista)
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